5 de octubre de 2030
Mientras mi familia y yo viajamos en el RegioBus (el transporte público accesible que conecta el aeropuerto con el centro del Área Metropolitana de Monterrey), me llegaron recuerdos de hace seis años, cuando la ciudad estaba desconectada e inmovilizada. Inmovilizada por “proyectos aspirina” que nunca resolvieron el problema de fondo para mejorar nuestra movilidad en la ciudad, haciéndonos creer que éramos esclavos de los motores contaminantes y de la prisa. Inmovilizada por personas que aún teniendo el poder de mejorar nuestra ciudad, preferían no hacerlo. Recuerdo cuando se hacían campañas políticas bajo la falacia de que construir distribuidores viales nos ayudaría a llegar 10 minutos más rápido a nuestros destinos. Y lo peor no eran esas falacias, ¡si no que todos las creíamos!
El cambio comenzó en el 2021, cuando el Gobierno del estado abrió los datos de un estudio importantísimo que se hizo en el área metropolitana llamado PIMUS (Planes Integrales de Movilidad Urbana Sustentable). La ciudadanía de aquel entonces y las personas encargadas de la toma de decisiones pudieron comprender de una mejor manera cómo funcionaba la movilidad en la ciudad, e inmediatamente pusieron manos a la obra para transformarla, pues se dieron cuenta de que había mucho espacio en las calles y que era urgente moverse mejor.
Lo primero que hicieron fue centrar su atención en la seguridad vial, que era lo que más grave que padecía Nuevo León, pues ¡llegamos a ser el primer lugar en muertes por hechos de tránsito en el país! ¡Qué indiferentes fuimos ante esa dolorosa realidad! Y así, las personas gobernantes concentraron sus esfuerzos en transformar toda la infraestructura vial: bajaron las velocidades de las calles a través del diseño vial, construyeron infraestructura ciclista conectada y segura, e implementaron un sistema de transporte escolar en bicicleta que aplicara para todas las escuelas públicas y privadas. Ahora puedes ver cómo las niñas y niños desde chiquitos se mueven libremente en bicicleta, y la ciudad misma les cuida en sus trayectos. ¡Pero qué orgullo es ver que las cosas realmente han cambiado!
Mientras llegamos a la parada accesible que nos espera, rodamos nuestras maletas tranquilamente hacia la conexión con el autobús que nos deja justo a dos cuadras de la casa de mis padres. Lo único que me preocupa es que hemos llegado de sorpresa, y es probable que mis padres estén fuera paseando en bicicleta, aprovechando la vía recreativa que se abre en las calles cada fin de semana en todos los municipios. Quizá tengamos que esperar a que lleguen.
En Monterrey, se reverdecieron los cerros porque la gente empezó a sacar su bicicleta, y de pronto el cielo se mostró menos gris, y ahora podemos disfrutar de hermosos paisajes mientras andamos en «bici».
Nuestros gobernantes se dieron cuenta que al final, no fue tan difícil aplicar lo ya escrito: bajar a los autos de las banquetas, pintar el señalamiento vial ciclista y peatonal. También se dieron cuenta de que construir banquetas accesibles les rendía más que andar construyendo distribuidores viales. ¿Quién hubiera pensado que proponer y construir accesibilidad les haría ganar más votos?
Se reverdecieron las calles también, porque comenzamos a plantar árboles nativos en los espacios donde antes se plantaban carros todo el día sin moverse. Las y los niños ahora pueden salir al recreo, porque la calidad del aire así lo permite.
Se volvieron a escuchar los pájaros sobre las anacahuitas que plantaron al lado del Río Santa Catarina. Si, ahí donde antes había 8 carriles de autos a cada lado del río, tomaron 4 de ellos para desarrollar un gran corredor de infraestructura verde y uno más para poner un transporte público a nivel de calle que ¡ya lo quisieran en Amsterdam! Si pasas por ahí, te encuentras a la mayoría de las personas yendo al trabajo en sus bicicletas o simplemente caminando por la orilla del río, disfrutando de la mañana antes de tomar el transporte público que conecta toda la ciudad. Además, gracias a la reforestación masiva que se hizo en la zona, el clima caluroso extremo que tanto nos aquejaba, ya pasó a la historia.
Poco a poco las personas con discapacidad fueron saliendo de sus casas gracias a que la ciudad se volvió más accesible. Personas usuarias de sillas de ruedas, con movilidad reducida o personas con discapacidad visual, pudieron disfrutar del espacio público nuevamente, sin preocuparse por obstáculos en las calles o banquetas que impidan su movilidad.
Nuestros gobernantes se dieron cuenta que al final, no fue tan difícil aplicar lo ya escrito: bajar a los autos de las banquetas, pintar el señalamiento vial ciclista y peatonal. También se dieron cuenta de que construir banquetas accesibles les rendía más que andar construyendo distribuidores viales. ¿Quién hubiera pensado que proponer y construir accesibilidad les haría ganar más votos?
Este año 2030 termina el segundo sexenio de la seguridad vial, y Nuevo León sí que subió su nivel, alcanzando la meta de la visión cero: Cero muertes por hechos viales. Recuerdo que en 2021, el equipo de la propuesta de gobierno por la que votamos, se comprometió a mejorar la calidad de vida de las personas y ahora son un ejemplo nacional e internacional de cómo se debe implementar una movilidad sostenible.
«Mi esperanza es que alguna de las personas candidatas y sus equipos lean esto, imaginen las escenas y decidan de una vez cambiar el modelo de ciudad en el que actualmente vivimos.»
Pero, ¿porqué fue posible hacerlo en 9 años? ¿Qué pasó en Nuevo León en esos momentos?
Lo que pasó fue que la ciudadanía votó por una política que puso al centro de la toma de decisiones a las personas, y las personas que entraron a tomar decisiones sobre nuestro territorio entendieron que los recursos naturales son limitados, se comprometieron a cuidarlos ¡y cumplieron! Se votó también por la propuesta de gobierno “más lana a la ciudad humana” y a aplicar la normativa correspondiente en el territorio para mejorar la vida de las generaciones futuras.
Ahora, el resultado es que la gente que vive en Nuevo León se percibe más feliz, más creativa y más activa, mientras que el estado ha encontrado una nueva economía, donde ahora cuenta con una alta producción de bicicletas en México y va rumbo a ser el primer exportador de este medio no motorizado en Latinoamérica.
Lo que pasó fue que, hace 9 años, en 2021, se tomaron buenas decisiones para subirle el nivel a Nuevo León…
Al día de hoy, en este año 2021 no existe en Nuevo León ningún programa de los mencionados en este escrito. Mi esperanza es que alguna de las personas candidatas y sus equipos lean esto, imaginen las escenas y decidan de una vez cambiar el modelo de ciudad en el que actualmente vivimos.