Gafas violetas para el discurso público

La escritora y activista feminista Gemma Lienas fue la primera persona en utilizar la metáfora de “Gafas violetas” en su libro El diario violeta de Carlota como una invitación para mirar al mundo desde una perspectiva crítica de género para ver y hacer evidentes las desigualdades y la violencia de género. En la actualidad, gracias a la lucha y el trabajo de miles de personas, no sólo son evidentes desigualdades en derechos laborales o en el derecho a vivir una vida libre de violencia sino que hemos avanzado en identificarlas, tratarlas, e incluso, en algunos casos, castigarlas. 

Sin embargo, modificar de raíz las prácticas violentas y las desigualdades a las que nos enfrentamos las mujeres y las personas no binarias requiere cambiar la cultura machista de nuestras sociedades. Dicha cultura se sostiene por prácticas, comportamientos y discursos que invisibilizan la violencia en contra de las mujeres y niegan las desigualdades de género

Lo que decimos y lo que escribimos sin una perspectiva de género, muchas veces refuerza las desigualdades; estos gestos, dichos, conductas y actitudes de violencia sutil son conocidos como micromachismos y se utilizan para referirse a comportamientos frecuentes, que parecen casi invisibles y tan pequeños, que les denominamos micro. Sin embargo, las autoras Claudia de la Garza y Eréndira Derbez argumentan en su libro Machismos cotidianos, que el tamaño de estas acciones no es la cuestión en la que debemos centrar nuestra atención, sino su persistencia y cotidianidad. Las autoras proponen, que aunque estos actos normalmente no tienen la intención de herir o dañar a alguien, experimentarlos de manera reiterada y combinada tiene un efecto sobre las mujeres y sostienen la organización desigual de nuestras sociedades. 

Collage por Adrián Oviedo para Consejo Cívico

Ahora bien, si el lenguaje cotidiano tiene un impacto en el bienestar y desarrollo individual de las mujeres y personas no binarias, el lenguaje de aquellas personas en posiciones de poder tiene un efecto generalizado. Es por esto que en la colectiva Mujeres + Mujeres, desde agosto de 2019, hemos trabajado por visibilizar el machismo en las coberturas mediáticas y el discurso público e invitar a medios de comunicación y funcionaries públicos a portar gafas violetas. 

«Si el lenguaje cotidiano tiene un impacto en el bienestar y desarrollo individual de las mujeres y personas no binarias, el lenguaje de aquellas personas en posiciones de poder tiene un efecto generalizado.»

El discurso machista desde una posición de poder se expresa de diferentes formas, algunas de las que hemos identificado y señalado han sido: asumir roles o responsabilidades de acuerdo con el género de la persona: “..las señoras qué tienen que estar haciendo en la calle…” – Noé Chávez, extitular de la Agencia Estatal del Transporte de Nuevo León; minimizar la estadística de violencia contra las mujeres: “…ha habido casos en donde la Policía Ministerial ha encontrado a las personas declaradas (desaparecidas) pues con su novio…”- Miguel Barbosa, Gobernador de Puebla; normalización del dominio de los hombres sobre las mujeres: “Pues me casé contigo pa´mí, no pa´que andes enseñando”- Samuel García, Gobernador de Nuevo León; y objetivizar a las mujeres: “Antes de que se despida del torneo, un “Hooolaaa” a la DT Tuza de apellido Espejo. Muy linda”- San Cadilla, El Norte. 

¿Qué hacer? ¿Cómo asegurar que los medios de comunicación y les funcionaries públicos lleven gafas violetas? Aquí algunas ideas que hemos propuesto desde Mujeres + Mujeres: 

  • En primer lugar, necesitamos más mujeres en los medios de comunicación y en la toma de decisiones públicas. Según el informe de The Global Media Monitoring Project 2020, «las mujeres están dramáticamente subrepresentadas en las noticias, con sólo 24% de ellas como sujetos y fuentes de las mismas”. Ampliar fuentes y perspectivas permite visibilizar las problemáticas que viven las mujeres y aumentar la diversidad introduce nuevas ideas y puntos de vista.

  • En segundo lugar, preparar a periodistas y tomadores de decisiones para cubrir y atender las problemáticas sociales desde la perspectiva de género. Reflexionar sobre las desigualdades a las que las mujeres se enfrentan antes de publicar una nota, dar un comentario, hacer una declaración, diseñar e implementar un programa, es fundamental para asegurar que no perpetúen las violencias cotidianas.

  • En tercer y último lugar, cuidar el lenguaje. En español, usamos el masculino en automático para referirnos al plural: “todos”; sin embargo, reconocer desde el lenguaje que hay otras identidades diferentes a la masculina las visibiliza. El lenguaje incluyente y no sexista es fundamental para dar el mismo valor a todas las personas, al poner de manifiesto la diversidad que compone nuestra sociedad.