La contingencia: puertas adentro

Una vez más, este 30 de abril se celebrará el Día del Niño y de la Niña, momento propicio para reconocer y proteger sus derechos: a la vida, a la supervivencia, al desarrollo, a la identidad, a vivir en familia, a la igualdad sustantiva, a la no discriminación, al bienestar, a una vida libre de violencia, a la integridad personal, a la salud, a la educación, a la seguridad social, al descanso y esparcimiento, a participar, asociarse y reunirse y a la seguridad jurídica, entre otros.

También es ocasión para examinar la brecha entre los derechos establecidos y los hechos en época de pandemia, como lo señala la Red por los Derechos de la Infancia en México. En su balance anual la REDIM dio a conocer que, el confinamiento sanitario agudizó las tensiones al interior de los hogares e incrementó las agresiones que se cometen contra la vida, la salud y la integridad de niños, niñas y adolescentes

Con base en los aprendizajes culturales, el adultocentrismo y al amparo del espacio privado, ciertas personas trasgreden derechos de infancia, aprovechándose de su estatus familiar, fuerza física y poder simbólico para someter a niñas y niños que, por su minoría de edad, están en situación vulnerable, ocasionándoles violencias emocionales, físicas o sexuales, las cuales son sancionadas social y legalmente.

Ilustración por Adrián Oviedo para Consejo Cívico

Prescindiendo de la cifra negra de delitos que no se denuncian, confirmo lo dicho con las estadísticas de delitos publicados por la Fiscalía General de Justicia del Estado, que en el año 2020 registró 17,940 denuncias por violencia familiar, delito que se comete puertas adentro del espacio destinado a la convivencia de las personas cercanas, unidas por consanguinidad o afinidad, donde paradójicamente la concordia brilla por su ausencia.

Son variados los delitos relacionados contra la institución familiar que afectan directamente a niñas y niños; por tal razón, es prioritario buscar la mejor manera de resolverlos. La substracción de menores representa un grave problema para la salud de niñas y niños. Este delito registró 1,777 denuncias el año pasado y en el primer trimestre del actual ha registrado 467

Otra trasgresión a los derechos de niñas y niños es el incumplimiento de las obligaciones alimentarias que, sin justificación, los merecedores de esta sanción tratan de eludir y dejar de suministrar los alimentos que requieren sus hijas e hijos. 

«A pesar de que se celebre su día, el bienestar de cientos de niñas y niños pende de un delgado hilo pues no les reconocen su calidad de sujetos de derechos, y reciben tratos vejatorios no solo de personas extrañas o poco conocidas, sino también de familiares cercanos en quienes confían y conviven bajo el mismo techo.»

El año pasado este delito registró 420 acusaciones y en los tres primeros meses de este año ha registrado 111 denuncias. Lo peor es que, en marzo, esta violencia escaló niveles y entrecruzó el feminicidio de la madre, el suicidio del padre y la total orfandad de la hija

Algunas de las múltiples llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencias pueden vincularse con el anacrónico derecho de corrección, establecido en el artículo 423 del Código Civil vigente, cuyo castigo corporal y humillante ha experimentado un sinnúmero de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años.

Si bien el texto de la ley habla de la corrección mesurada, sin llegar al maltrato, esta manera de disciplinar a niñas y niños ha causado lesiones que van de leves a graves e incapacitantes, y llegan incluso a privar de la vida, como sucedió el 10 de abril en Salinas Victoria, donde un niño de escasos 4 años de edad fue asesinado por su padrastro porque no supo tender la cama como se le ordenó. 

Este homicidio revela que algunas leyes permiten los malos tratos, por lo que se requiere de oficio legislativo para modificarse o derogarse en beneficio de la población infantil nuevoleonesa.

Las estadísticas de delito nos permiten ver lo no visible a simple vista. Es notorio que la expresión romántica de hogar dulce hogar tiene sentido para muchas personas; pero no aplica para todas y todos por igual, menos para la población infantil que, al amparo soterrado de los afectos familiares, a duras penas afronta violencias de diverso tipo y modalidad.

A pesar de que se celebre su día, el bienestar de cientos de niñas y niños pende de un delgado hilo pues no les reconocen su calidad de sujetos de derechos, y reciben tratos vejatorios no solo de personas extrañas o poco conocidas, sino también de familiares cercanos en quienes confían y conviven bajo el mismo techo.