Monterrey, Nuevo León, 03 de marzo del 2021. Los diputados y diputadas del Congreso de Nuevo León deben realizar sus responsabilidades de la mano con la ciudadanía, con ética y congruencia, como representantes ciudadanos a quienes elegimos para promover las mejores leyes, fiscalizar las cuentas públicas, y participar en procesos de nombramientos como en el caso de los magistrados o los titulares de órganos autónomos en la entidad.
Las reformas internas realizadas en el Congreso por los diputados son perversas, en el sentido que para atribuirse un buen desempeño ante los ciudadanos, nuestros legisladores definieron que las iniciativas de Ley, si no son dictaminadas en Comisiones después de 12 meses, éstas “caducan”. La perversidad la encontramos cuando las comisiones no sesionan, los diputados y sus asesores ni siquiera analizan las iniciativas, para simplemente dejar pasar los días y obtener la “caducidad” de los proyectos, aparentando una falsa productividad.
Lo anterior fue revelado en notas periodísticas publicadas en los últimos días: donde dice que se da baja 27% de los expedientes que cumplen un año sin ser dictaminados, simplemente no fueron atendidas, “caducaron”, y ahora no serán analizadas al menos de que se vuelvan a presentar en la Oficialía de Partes del Congreso.
El argumento que dan algunos diputados para justificar su pereza e irresponsabilidad es que estas iniciativas no son viables, que no están bien fundamentadas, o no contemplan un impacto presupuestario. Sin embargo, esta excusa no es válida porque si nunca estudiaron los proyectos de iniciativas, no se puede saber qué tan viables fueron.
Este año electoral, los ciudadanos tendremos la oportunidad de valorar el desempeño de los diputados y castigar su bajo rendimiento e ineficiencia, razonando bien por qué candidatos votar. Los ciudadanos no debemos olvidar el momento decisivo que vive Nuevo León, y México, en busca de un mejor rumbo para todas y todos.
Fotografía de Jack Moreh