Mientras en los Estados Unidos se producen manifestaciones y revueltas contra la brutalidad policiaca y el evidente racismo de muchos cuerpos de policía; o en Chile en donde ante los abusos de los carabineros se convocó a un referéndum para decidir sobre una nueva Constitución; o en Sudáfrica, Nigeria y Túnez donde las protestas callejeras en contra de los cuerpos de policía se producen diariamente, aquí en México y concretamente en Nuevo León, no pasa nada, incluso cuando pasa.
“Los policías no son de palo” dijo Aldo Fasci, Secretario de Seguridad del Estado de Nuevo León. La afirmación fue un complemento a la explicación que trató de dar en torno a dos casos de abuso de autoridad y homicidio por parte de elementos de Fuerza Civil en días pasados. “Los policías están estresados”, añadió el funcionario.
No se puede ver con naturalidad ni la declaración del funcionario ni la actitud de los mexicanos en general y de los neoleoneses en particular que, parece, hemos normalizado el abuso de las autoridades formalmente constituidas para proteger nuestra seguridad y en las que se invierte una gran cantidad de recursos para equiparles, entrenarles y que parece que no les aprovecha.
La prensa del día (septiembre 26) reportó “dos albañiles” abatidos en una convivencia dentro de una propiedad privada a la que ingresaron arbitrariamente elementos de Fuerza Civil de Nuevo León para hacer una “revisión de rutina”. Ni la Fiscalía ni la Secretaría de Seguridad Publica pueden aun justificar ni el ingreso a una propiedad privada ni el accionar de sus armas de fuego en contra de personas desarmadas y dando la espalda, como fue el caso de los fallecidos, además de otros tres heridos por balazos en la trifulca.
«Hoy, Fuerza Civil de Nuevo León ha pasado de ser un ejemplo nacional en cuanto a eficiencia y honradez a dar mucho de qué hablar con el comportamiento de algunos de sus elementos y la impunidad derivada de esos abusos»
El tema del abuso de los policías si bien es cierto que no es nuevo, tuvo mejores momentos cuando fue creada Fuerza Civil en Nuevo León hace ya una década ante la preocupación por la incapacidad de la entonces policía estatal. La renovación de las fuerzas de seguridad del Estado en ese momento de crisis fue aire fresco en la ola de violencia desatada por el crimen organizado. Pero pasaron los años.
Hoy, Fuerza Civil de Nuevo León ha pasado de ser un ejemplo nacional en cuanto a eficiencia y honradez a dar mucho de qué hablar con el comportamiento de algunos de sus elementos y la impunidad derivada de esos abusos que, al menos por lo que dan a entender las autoridades locales, resultan para ellos justificables por el estrés.
El 6 de octubre pasado se presentó una cifra francamente aterradora: por lo menos este año de 2020 en Nuevo León es más probable que usted sea abusado por Fuerza Civil que asaltado. De acuerdo con cifras de la Fiscalía del Estado y de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Fuerza Civil ha generado 5.5 quejas diarias por abuso de autoridad en lo que va de este año contra poco menos de 4 denuncias diarias por robo. Las cifras fueron presentadas en el pleno del Congreso del Estado el 5 de octubre pasado.
«Este año de 2020 en Nuevo León es más probable que usted sea abusado por Fuerza Civil que asaltado»
Así las cosas, “proteger y servir” como lema de la hasta hace poco ejemplar corporación, ha quedado en una pregunta: ¿a quién? Y las afirmaciones del Secretario de Seguridad Pública de Nuevo León de que los policías no son de palo y están estresados pues como una muy pobre justificación de lo injustificable.
Los ciudadanos de Nuevo León tampoco somos de palo y también estamos estresados.