Honestidad desde el home office
Mucho se ha hablado en los últimos meses de los cambios que como sociedad estamos atravesando. De una forma u otra, todos hemos transformado nuestras dinámicas cotidianas, nuestro contacto con el otro y con el espacio público. Además de esto, hemos adaptado nuestras formas de trabajar: hacerlo desde casa, adquirir diferentes proyectos y formas de relacionarnos con los equipos de trabajo, entre otras. En este contexto se hace más relevante que, como colaboradores, líderes de una organización, emprendedores, y miembros de una comunidad, aseguremos que los cambios que vivimos, no signifiquen una modificación a la integridad, ética o al apego a la cultura de la legalidad.
En este nuevo contexto de trabajo (para muchos), ¿cómo asegurar que se sigan cumpliendo los valores y se actúe conforme a la ética? ¿cómo podemos seguir incentivando a nuestros equipos y a nuestros compañeros de trabajo para seguir haciendo las cosas bien? ¿cómo podemos minimizar riesgos de legalidad e integridad? Aunque complejo, está en nuestras manos hacer que la integridad (hacerlo bien aunque nadie me vea) sea la base de nuestra forma de trabajar, aquí algunos puntos para ello:
Primero, reflexionar sobre cómo los cambios pueden modificar nuestra percepción del trabajo y la manera de hacerlo.
Por ejemplo, en un sondeo a colaboradores de empresas y organizaciones realizado por Hagámoslo Bien en este mes de junio, el 20% mencionó que se siente incómodo con los cambios, aunque éstos sean potencialmente buenos, mientras que un 34% tiende a frustrase en su trabajo con facilidad. Un colaborador con incomodidad en sus labores, pudiera ser más propenso a caer en una falta de integridad, muchas veces sin siquiera darse cuenta, por ejemplo no cumplir con las actividades, buscar el camino “más fácil”, etc. En medida de lo posible, para que esto no se convierta en un riesgo, es necesario conocer la percepción de los colaboradores, reconociendo los retos familiares y laborales a los que se están enfrentando.
Segundo, reforzar el sentido de confianza con nuestros pares y el equipo de trabajo.
En el mismo sondeo antes mencionado, un 26% de los encuestados estuvo de acuerdo que si su equipo de trabajo no es vigilado, es probable que no se haga lo que se tiene que hacer. En casos como éste, ¿cómo puede sentirse el colaborador al saber existe una falta de confianza? Probablemente, que su trabajo no es suficientemente bueno, además que pudiera ser un obstáculo para tener apertura de hablar sobre temas complicados o para señalar algo que no se esté haciendo de la forma correcta. El reflexionar sobre la apertura que tienen los compañeros de trabajo para acercarse, procurar espacios para hablar directamente sobre faltas de ética e integridad, entre otras, pueden hacer que esa confianza se vaya fortaleciendo en el día a día.
El grado de confianza que construyamos en nuestro ambiente laboral y el observar la manera en la que nos estamos adaptando a los cambios, pueden ser factores clave que nos den una guía sobre cómo seguir siendo buenos colaboradores y así también, buenos ciudadanos. Si te interesa saber más sobre esto, te invitamos a tomar este test:
https://integridadhb.questionpro.com
Aunque nadie nos vea… ¡Hagámoslo Bien!