Pobreza y salud mental: andantes urbanos “invisibles”

Es lamentable que, en el mundo, millones de horas de vida humana se pierdan debido a la incapacidad producida por las crisis causadas por trastornos mentales no atendidos adecuadamente. En México, el número de DALYs  (años de vida ajustados por discapacidad) está por arriba del promedio mundial. (GBD 2019).

 

En el contexto actual del mundo, las corrientes de pensamiento nos arrastran mar adentro, hacia un horizonte desconocido, sin brújula y sin un destino claro. No nos permiten tocar tierra firme, conectar con la verdad del ser humano. Atrapados en este barco que nos aleja de puerto, se nos aísla y endurece el corazón; la esencia del hombre se convierte en una mártir de las tendencias del hoy. Son movimientos que generan reformas en nuestras leyes que se contraponen a la misma naturaleza humana y se interponen en una sana relación entre las personas.

 

Pobreza y salud mental es un vínculo antiguo que navega con desenfreno en la marea de ideas actuales y motivaciones erróneas del hombre contemporáneo que ya no tiene claro el verdadero Derecho Humano. Tanta ideología nos ha llenado el disco duro de nuestras mentes y paralizado la Consciencia.

 

Hablemos de la palabra “asistencialismo” que intenta desaparecer fugazmente del vocabulario en el mundo de la Filantropía, considerando toda acción de misericordia como vana y sin sentido o de poco valor o impacto social. Reflexionemos en el uso de la palabra “Indigente” también considerada actualmente como nombre peyorativo para la persona en situación de abandono; ahora se propone intercambiarla por el de “habitante de la calle”; eufemismo que intenta aliviar la dura y malsonante realidad que el hecho representa para nuestra integridad. 

 

¿Es una calle, en donde encontramos basura, violencia, vulnerabilidad, un hogar digno para un ser humano en una sociedad del pleno siglo XXI? Parece como si nos remontáramos a épocas de la historia de la humanidad de oscurantismo y comprobáramos que seguimos sin reconocer que el desarrollo personal es el propio del Bien Común. Que avanzar significa hacerlo de la mano con los que nos rodean. Nublamos nuestro pensamiento con ideologías que intentan apagar la verdadera justicia de nuestra conciencia y del sentido original del propio ser para el que fuimos creados. Fuimos creados para ser “don”, uno de otro. ¿Porqué esta marcha en sentido contrario? ¿De abandono, de leyes que nos impiden ser?

 

¿Qué clase de ser humano permite a otro con diagnóstico psiquiátrico, permanecer en calle a merced de todo peligro y sin atención a su condición? ¿Perdido en tiempo y espacio?

El problema de salud mental y pobreza queda claramente ejemplificado en el seno de una familia de escasos recursos al presentarse la enfermedad mental de un hijo, padre o hermano. El ambiente en la familia se vuelve disfuncional. El cuidado y la atención a un familiar en esta condición desborda los limites y capacidades de todos sus miembros familiares y recrudece cuando se ven obligados a abrir las puertas a la calle a su ser querido. Sin recursos, sin posibilidad de diagnóstico, sin medicamento, con extrema dificultad de quien lo cuide, el paciente será finalmente sentenciado al abandono y en su pérdida del juicio, su resolución por fallo, será que desea voluntariamente permanecer en calle. Y ahí es donde permanecerá por “voluntad propia” por el resto de sus días, deteriorándose cada vez más, quizá siendo invisible para muchos, y complicando la vida de otros tantos cuando trate de robar algo de alimento o dormir en algún lugar cubierto, por mencionar los agravantes menores y dejando a un lado la posibilidad de incrementar el nacimiento de niños en calle, con pocas posibilidades de lograr una vida digna.

 

 

Una vez en “paseo por las vías de la ciudad”, el paciente será difícilmente visualizado y podemos afirmar que el vínculo arriba mencionado, incrementa en número de eslabones desafortunados: pobreza, salud mental, indigencia, discriminación.  México ocupa el segundo lugar en el mundo en discriminación hacia las personas con alguna condición de salud mental

 

En México, tres de cada diez personas se enfrenta algún trastorno mental a lo largo de su vida y solo menos del 40% de ellos recibe tratamiento. https://www.gob.mx Julio 2023.

No se sabe cuántos de ellos llegarán a vivir en condición de abandono, en las calles. Es un problema no visualizado, no conocido y por tanto no atendido hasta el día de hoy. La capacidad de atención gubernamental está rebasada y difícilmente se encuentran estancias que reciban o brinden atención a personas con discapacidad psicosocial, en total abandono y en el rango de edad entre los 18 y 60 años. La mayoría de las estructuras de asistencia social no cuenta con servicios para la población dentro de este rango de edad, ya que se considera que la persona debería de ser económicamente activa e independiente.

 

El presupuesto de Salud ofrecido a la población sin seguridad social en términos de Salud Mental en 2024 es menor al 2%. (https://ciep.mx). Desde hace 14 años, Salud Mental para Indigentes, A. C. conocido como SAMPIN trabaja para que, personas con diagnósticos psiquiátricos que luchan por sobrevivir en calle o en vulnerabilidad, hagan valer su derecho a la salud, tratamiento y cuidado. Proporcionado atención médica y seguimiento, a mujeres mayores de 18 años un Espacio Seguro donde pueden vivir y potencializar sus capacidades a través de programas para su posible reinserción al trabajo, familia o sociedad. 

 

Además, a través del programa de consulta externa en SAMPIN, nos hemos dado cuenta como una persona con alguna adicción, puede liberarse y recuperar su salud, teniendo el acceso gratuito necesario a un buen diagnóstico psiquiátrico y seguimiento psicológico; previniendo el fin en calle y apoyando la integración y vida en las familias.

 

Es lamentable que, en el mundo, millones de horas de vida humana se pierdan debido a la incapacidad producida por las crisis causadas por trastornos mentales no atendidos adecuadamente. En México, el número de DALYs  (años de vida ajustados por discapacidad) está por arriba del promedio mundial. (GBD 2019)

 

EL principal diagnóstico psiquiátrico en muchos países, incluido México, es la Depresión. Esta compromete la vida de más y más de nuestros jóvenes, interrumpiendo su funcionalidad académica, en el trabajo, familia e incluso acabando con su vida. De acuerdo con el INEGI 2021 en Nuevo León el 30% de los suicidios ocurrió en jóvenes entre 10 y 24 años.

 

Es urgente considerar a la Salud Mental y a la Educación, para la prevención y tratamiento de las condiciones. Catequizar en la humanización y misericordia que todos nos debemos, en nuestras relaciones humanas para desestigmatizar a las personas con discapacidad en México. Rehacer leyes que profundicen estos temas y reconozcan los verdaderos derechos de los individuos, incentivar a las empresas para que acrediten el trabajo del hombre o la mujer que ha sido diagnosticada y educar a la población en campañas y en colegios desde temprana edad. 

 

Finalmente, ponernos las gafas para mirar al indigente que encontramos con frecuencia, sentado en la banca de una Iglesia, en la entrada de la tienda, ahí está, ¡es EL!  y te invita a hacer algo, a volver a la orilla, a retomar la cornamusa en el muelle original, a permanecer en tierra firme y luchar por nuestros principios del Amor y del SER, como verdadero “don” para el otro. (Gén 2,21).

 

– Las ideas expresadas en este texto representan las opiniones de su autor.

 

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